Cuenta un mito urbano que:
Un hombre un poco ebrio entró a un bar, se sentó junto a un gran ventanal y se quedó dormido profundamente sobre la mesa. Empezó a soñar que era un despiadado rey francés, déspota con el pueblo que estaba a su cuidado; hasta que una revolución lo llevó a la guillotina y el sueño se transformó en pesadilla. Al momento preciso en que se encontraba soñando, un viento enorme sopló fuera del bar, rompió el gran ventanal y una certera pieza de vidrió cayó sobre el cuello del pobre hombre, matándolo al instante.
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